Procure hacer, al menos, 150 minutos de ejercicio por semana. Si trata de bajar de peso, hacer más ejercicio puede ayudarle. Si todavía no está haciendo ejercicio con regularidad consulte a su médico y empiece poco a poco.1
La mejor manera de asegurar una resolución significativa, e incluso la cura de la enfermedad del hígado graso, es perder aproximadamente del 7 al 10% de su peso corporal.1,2
Siga las indicaciones y tome los medicamentos según lo indicado por su médico para tratar la diabetes, además de vigilar atentamente sus niveles de azúcar (glucosa) en la sangre.1
Una dieta saludable, hacer ejercicio y tomar los medicamentos, pueden ayudar a mantener el colesterol, los triglicéridos y la presión arterial en niveles saludables.1
Si usted tiene hepatitis A o B junto con hígado graso, es más probable que conduzca a insuficiencia hepática. Las personas con enfermedad hepática crónica son más propensas a contraer infecciones, por lo que las otras dos vacunas también son importantes.1,3
Varias asociaciones médicas europeas aseguran que seguir el patrón de dieta mediterránea tradicional podría ser beneficioso en la prevención y el tratamiento de muchas enfermedades, en especial, en personas con hígado graso. Esta dieta está caracterizada por el consumo mayoritario de alimentos de origen vegetal como frutas y verduras de temporada, cereales integrales, frutos secos y legumbres, el aceite de oliva como fuente de grasa y un consumo minoritario de pescados, huevos, lácteos fermentados y, en menor medida, carnes.4
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